Chile, reconocido a nivel mundial por su destacada producción de vinos, está viviendo una auténtica revolución vinícola en la zona sur del país, específicamente en la región de Los Lagos. En este lugar, la visión y labor de Claudio López Klocker, viñador y propietario de Casa Klocker Prambs, ha elevado este emprendimiento en un referente de innovación y sostenibilidad. Su apuesta por cultivar, vinificar y embotellar sus vinos en la misma propiedad, le otorga una característica única que lo convierte en un pionero en el sur de Chile.
Casa Klocker Prambs aspira a elaborar vinos de excelencia, enfocando sus esfuerzos en generar un modelo de negocio de triple impacto, que se traduce en la búsqueda de la rentabilidad, al tiempo que promueve la equidad social y la sustentabilidad ambiental.
“En mi opinión, los modelos de negocio que no son pensados desde la mirada del triple impacto están completamente obsoletos. Nos definimos como una viña con sentido, lo que significa que valoramos tanto la rentabilidad como el impacto social que generamos en el entorno y claramente nos esforzamos por dejar un mundo mejor. Nos sentimos cohabitantes respetuosos de la naturaleza que nos acoge, en lugar de avasallar con ella”, comentó el emprendedor.
En este sentido, la identidad vitivinícola no sólo se basa en el mero hecho de producir vinos, sino de ser la expresión de un lugar a través de este producto. Casa Klocker Prambs ha adoptado esta idea, reconociendo la singularidad de la Patagonia chilena al centrarse en la producción de espumantes, etiquetados como “Espumantes de la Patagonia”. Esta referencia geográfica no sólo busca destacar el origen de sus vinos, sino también su compromiso con la identidad del territorio.
“Los nacientes vinos de la zona, poseen elementos sensoriales distintivos en cuanto a aromas o su acidez natural que los diferencia de otras regiones del país. Nuestro compromiso debe estar siempre puesto en buscar la máxima calidad, pero manteniendo sus rasgos de tipicidad, ya que son la expresión del territorio de origen. Aspiro a que nuestros vinos sean reconocidos como espumantes elaborados en la Patagonia, en la cuenca del Llanquihue, y que sean apreciados en el mundo por su calidad”, aseguró el profesional.
Asimismo, el desarrollo de un polo vitivinícola en el sur de Chile depende en gran medida de la participación activa de actores que promuevan la sostenibilidad, fomenten la inversión local y generen oportunidades de empleo en la comunidad.
“La identidad de nuestra región está vinculada a la ganadería, la leche y la acuicultura, pero el cambio climático ha impulsado la vitivinicultura. La creación de un nodo de innovación vitivinícola especializado en vinos espumantes, que sume los esfuerzos de actores privados, universidades y organismos públicos, es esencial. Tenemos que aprovechar el potencial de nuestro territorio y podemos escalarlo a nivel global”, sostuvo el geógrafo y viticultor.
En esta línea, es que hace un año la viña está trabajando con el Centro de Estudios de Desarrollo Regional y Políticas Públicas (CEDER) de la Universidad de Los Lagos, en un proyecto denominado “Ecosistema Cooperativo de Innovación Abierta para el Desarrollo Vitivinícola en la Región de Los Lagos”, el cual es coordinado por la investigadora Dra. Sandra Ríos Núñez, quien se ha especializado en modelos de negocios asociativos innovadores, y señaló que “este proyecto tiene como objetivo contribuir al desarrollo de un nodo vitivinícola en base a un modelo de innovación abierta”.
Dentro de los hitos de este proyecto, se encuentran validar agroambientalmente, a nivel predial, variedades de vides de ciclo corto con condiciones de adaptación a nuestra zona, diseñando un modelo rentable de producción asociativo, especializado en la producción de vinos espumantes de calidad, contribuyendo al fortalecimiento del ecosistema cooperativo, promoviendo la diversificación productiva con un enfoque territorial.
Actualmente este programa se encuentra en su etapa de implementación. Plantándose cuatro viñas demostrativas, ubicadas en las comunas de Puerto Octay y Puerto Varas, las cuales son monitoreadas a través de un sistema de innovación agraria, que crea una agenda de aprendizaje dinámico, en que cada agricultor y su viña demostrativa, se transforman en un laboratorio natural que genera círculos de aprendizaje, así como prácticas agrícolas pertinentes. En este sentido, el vínculo entre ciencia y extensión es uno de los desafíos más grandes que enfrenta la alianza entre Viña Casa Klocker Prambs y CEDER ULagos.
El camino hacia la realización de este desafío vitivinícola es largo y desafiante, pero con el apoyo de actores que tengan un enfoque en la cadena agroalimentaria en el mundo vitivinícola, se puede estar trazando una ruta prometedora. Este naciente polo no sólo puede colaborar en el largo plazo en la transformación de la economía regional, sino también dejar una huella perdurable en la producción nacional. Unir actores que lideren esta transformación, inspirando a otros y puede marcar un nuevo capítulo en la rica historia del vino en Chile.
“Producir uva, elaborar vino y comercializarlo son eslabones muy distintos. En un país con cientos de etiquetas de vino en los supermercados, la competencia por calidad y origen es esencial. Esto es relevante para nuestro país, así como en el extranjero, ya que los mercados especializados y de alto valor, buscan y pagan por productos que consideran singulares. La viticultura puede generar un proceso de desarrollo agrícola complementario al tradicional, el cual deja en evidencia una constante crisis de rentabilidad”, señaló el propietario y viticultor de Casa Klocker Prambs.
Finalmente, este proyecto futuro, que trasciende la producción de vinos excepcionales, se convierte en un esfuerzo por capturar la identidad única de la región y unir a actores claves que lideren esta transformación, inspirando a otros y marcando un nuevo capítulo en la rica historia del vino en Chile.
Leave a comment