Por María Eugenia Zunino, vicepresidenta de la Corporación Chilena de la
Madera – Corma.
La situación crítica que atraviesa el sector forestal en Chile, con cifras preocupantes que
muestran una disminución sostenida en plantaciones, inversiones y empleo en los últimos
años, sumado al cierre de más de 200 aserraderos y un decrecimiento en la economía, nos
lleva a la necesidad de visibilizar la importancia que tiene nuestro sector no solo para la
economía chilena, sino también para el medio ambiente global.
En Chile, tenemos un sector forestal compuesto de bosque nativo (14,7 millones de
hectáreas) y plantaciones (1,9 millones de hectáreas), que ha sido pionero en el mundo y
del que debemos estar orgullosos, amar e incentivar. A su vez, países tradicionalmente
forestales como Australia y Nueva Zelanda, ya han reforzado sus políticas de incentivo
para aumentar las plantaciones, y en la región, Uruguay y Brasil también han hecho lo
mismo al introducirse en el sector con metas de varios millones de hectáreas de
plantaciones.
El rol ambiental que tiene el bosque es único. Comenzando por su capacidad para captar
carbono en que los estudios han demostrado que, aun tomando todas las medidas
disponibles para la reducción de emisiones, la humanidad no logrará la carbono
neutralidad y la detención del calentamiento global, si no es a través de la plantación de
nuevos bosques y del manejo adecuado de los actuales para que sean carbono
captadores.
Además, los bosques (nativos y plantados) son indispensables para detener la
desertificación, controlar la erosión y mejorar suelos deteriorados, aumentar el agua
captada y mejorar su irrigación actuando como regulador de cuencas hídricas.
También corresponde destacar la relevancia que tiene la fibra y la madera para la vida
humana, al ser materias primas históricamente indispensables, por ejemplo, en la
construcción, calefacción y en todos los ámbitos en que usamos el papel y cartón.
Asimismo, es necesario hacer notar el potencial ilimitado que tienen los productos
forestales para un mundo más sustentable, al permitir el reemplazo total del plástico y
una reducción considerable en el uso del cemento, acero y otros materiales altamente
contaminantes.
En cuanto al bosque nativo, el 70% pertenece a privados, pero su conservación y
protección es de interés de toda la sociedad, por lo que se hacen indispensables políticas
de incentivo y manejo sustentable, incluyendo la creación de un mercado de bonos de
carbono.
No obstante, aún con las mejores políticas, no se puede concebir su conservación y
protección sin la existencia de plantaciones forestales sostenibles que provean la fibra y
madera que la sociedad necesita.
Con todos estos antecedentes, llama la atención la falta de políticas robustas y modernas
para fortalecer el sector forestal y garantizar su crecimiento y resiliencia en cuestiones
cruciales como la reforestación post-incendios, la plantación de más de 1 millón de
hectáreas, que actualmente no tienen cobertura vegetal y están expuestas a la erosión y
la seguridad en las zonas rurales afectadas por la violencia.
El sector forestal chileno enfrenta una encrucijada. Con la combinación adecuada de
políticas públicas, reconocimiento social y apoyo institucional, esta actividad puede no
sólo superar su actual crisis, sino también convertirse en un pilar esencial para un futuro
más sustentable, reciclable y ecológico.
Es fundamental que tanto el Gobierno, como la sociedad en general valoren y apoyen a
este sector que tiene el “superpoder”, de ser un gran aporte al desarrollo del país y a la
creación de empleos calificados, mientras contribuye a la transformación de nuestro
mundo hacia un futuro más sostenible.
Radio Acogida FM